viernes, 13 de marzo de 2009

El otro 'Belmont' vive en Huacho y vende gaseosas



Por Carlos Faustino Tarazona

'Belmont' está sentado en una de las bancas del parque, ubicada frente al estadio Segundo Aranda Torres, en Huacho. Mira la entrada principal del recinto deportivo y no duda en decir: "es mi segundo padre, porque me da de comer, ahí me quedaré hasta que San Pedro me recoja".  

Lleva puesto el polo y la gorra con el logotipo estampado de una casa comercial. Un día antes, hacía lo propio con una ferretería muy popular del barrio. Unas semanas atrás, conversó con representantes de la tienda, quienes le propusieron llevar puesto el polo de esa empresa, a modo de publicidad andante. Él aceptó. No cobra un solo sol, dice hacerlo por la amistad, porque detalles como esos, generan que los lazos amicales duren hasta que nos vayamos arriba. 

'Belmont', cuyo nombre de pila es Juan Luna Fousca, le debe el apodo a un tipo que reconoció su similitud con el ex alcalde limeño, periodista y propietario de un canal de televisión capitalino, Ricardo Belmont. Hace ocho años lo llamaban Felpudini, como se autodenominó un actor cómico, o Topo Gigio. El 'Colorao' de Huacho afirma que la comparación con el creador de la Teletón hizo más alegre su negocio. Se ha pasado los últimos cuarenta años de su vida vendiendo gaseosas, en el único estadio de Huacho, distrito situado a más de 140km al norte de Lima. 

A sus 53 años, trata de mantener las fuerzas para recorrer las graderías del Aranda Torres, tan igual que un futbolista que acarrea lesiones a los 36 y que no desea dejar el fútbol. Vive frente al estadio. Es hincha acérrimo de Alianza Lima, pero en Huacho, es seguidor de todos los equipos de la zona. Tiende a ganarse la amistad del otro fácilmente. Habla tan rápido como un chileno que a veces trastabillea. Su rostro demacrado se parece al de un boxeador retirado y sus manos callosas, son la prueba más visible de que se trata de un vendedor de gaseosas.  
  
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Esta rutina empezó a los trece años. Curiosamente se inició ofreciendo chicha helada. Sin embargo, en un domingo futbolero, mientras vendía su refresco en las graderías del estadio, se resbaló. La caída produjo, entre los espectadores, una risa incontenible. Fue la única vez que me sucedió un accidente como ese, asevera.

Siendo el mayor de 7 hermanos y teniendo una madre soltera, tuvo que darse a la idea que el trabajo y su vida transcurrirían de la mano. A los 9 años vendía limones en el mercado central. Cuando asomaba los once, fue un lustrabotas, oficio donde no se mantuvo mucho tiempo, pues, lo consideraba muy arriesgado y poco rentable.  

Para 'Belmont', un vendedor debe poseer tres cualidades esenciales: respetar al público, mantener amistades y, sobre todo, no apoderarse de la cólera cuando le bromean. Revela que en los fines de semana logra vender catorce paquetes de doce unidades de gaseosa pepsi, de 1/2 litro. Vendiéndola a 1.50 la unidad, gana 7 soles por paquete. Es un trabajo arduo, tengo que recorrer todo el recinto. Porque en esta labor hay que caminar con la suerte de la mano.  

Por su particular método de venta, él es muy popular en el estadio. Porque él no pronuncia “gaseosa”, sino “siosa”. Asimismo sucede con “helada”, la reduce a simplemente “lada”. Quedando: “siosa”, “siosa”,“lada” , “lada”. Asimismo, por su experiencia vendiendo gaseosas, algunos aficionados se mofan de él diciéndole: “Belmont una Chavín Kola”, o, “Belmont una Bimbo” a sabiendas que él solo ofrece Pepsi.    

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La asistencia del público para apreciar el fútbol amateur, es realmente decadente. Un escenario como el Segundo Aranda Torres, que alberga a 6 mil espectadores, tan solo se conforma con 900 concurrentes para un fin de semana deportivo. 

'Belmont' carraspea, piensa unos segundos en lo que va decir, para luego admitir que todo tiempo pasado fue mejor. Ahora tiene que ser más chacharero y pícaro para contrarrestar a la competencia. Cuando acaba la jornada deportiva, deja de ser un vendedor de gaseosas y, por unos cuantos minutos, se convierte en un recolector de envases de plástico, porque ahora con un solo trabajo no se puede vivir.    

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